Qué carajo me importa el Oscar, pero si es una señal, como el Calvinismo y su ética en el espíritu del capitalismo, ¡bienvenido sea!
¡Volveremos, volveremos...!
¡Volveremos, volveremos...!
A partir de hoy cuelga en un cordel de áspero tejido de mi cuello el reloj de las horas. A partir de hoy cesa el curso de las estrellas, el sol, el grito de los gallos y la sombra, y cuanto me ha anunciado el tiempo, es ahora mudo, sordo y ciego: calla para mi toda naturaleza cuando oigo el tictac de la ley y del reloj.
Publicado por El tanque en 3/08/2010 2 comentarios Haragán
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