Si tuviéramos que hacer una fenomenología del mendigo, aparecerían como esenciales algunas características, como ser, suciedad que "engrasa" la piel y una barba y "tipo de peinado" de configuración triangular isoscélica con lados iguales en direción al esternón. El mendigo generalmente no tiene muchas canas, da aspecto avejentado, pero no suele tener canas (característica llamativa). El aspecto avejentado remite al vículo extraño que se da entre niños y abuelos, el rodeo de los padres. Este pseudoavejentamiento a través del vínculo con los auelos, es la primera relación del mendigo y el niño (los niños). El hombre de la bolsa (del saco en España).
Pero estas dos características reseñadas no son fenomenológicas, no dan en la esencia fundamental. Creo, y esta es mi contribución a la sociología de los mendigos y el desarrollo mental infantil, que lo definitorio del "croto", lo puramente abstracto son la visibilidad, la soledad, las rutinas espaciales y el silencio (estela de "inofensividad"). Las anteriormente dichas son las primeras determinaciones, necesarias tambien, las que terminan de cristalizar al mendigo. El mendigo está afuera de la sociedad, pero del todo, no limitemos la sociedad a lo económico; el mendigo no trabaja. Las indeterminadas si fuesen, no suprimidas o ausentadas (darían un mendigo incompleto), sino oposicionadas, es decir, presentes en su característica opuesta (invisibilidad, compañia numerosa, presencia fugaz en el barrio, bullicio) convierten en otro tipo de categoría social al sujeto. Categoría tambien "de otredad", por cierto.
Definida la categoría "fenomenológica" del mendigo, su faceta estática, completemos la definición con su aspecto dinámico, su función. El mendigo, solitario, inofensivo, silencioso, presente en el barrio (no en vecindades de ricos), no tiene vínculo alguno con los adultos; no se le teme, ni molesta (salvo para algún pacato) El enlace es con los niños mediante un iconografía de la siniestralidad que se graba a fuego mediante el mito (aquí es donde intervienen los padres) del hombre de la bolsa, posibilitado esto por el vínculo entre abuelos y nietos. Veamos. El niño juega con ancianos, (esto está cambiando, sino cambió ya) el referente adulto con el cual el pibe o la piba juega es con los abuelos, los padres trasladan frustraciones (educan) y no entusiasman para el juego (salvo chispazos lúdicos). Se me está acabando la intuición, y empiezo a "forzarla". Pero creo que hay en el mendigo la saturación de la estructura familiar, saturación exrtema. Diversión y represión.
Unas últimas palabras que me resuenan, el mendigo expresa (para el niño) a la vez magia y temor, promesa de diversión y éxtasis por un lado y pánico por el otro. El mendigo está ahí, donde está la familia burguesa, el mendigo no vive en una villa (no es mendigo por definición fenomenológica), no cartoneo (no trabaja), sólo está ahí, a la vista de los niños, como imágen virtual reflejada de los padres y los abuelos. Su aparición ante la mirada del niño, su primera visualización envuelta de "magia", como duende del bosque barrial (así es la primera visulización del pordiosero por parte de los pibes), tiene una función opuesta, magia pra producir criterio de racionalidad. El mendigo marca los límites, nunca habrá éxtasis ni orgía infinita como tampoco habrá encerramiento en una bolsa y separación de la sociedad (que es la familia en esos momentos); habrán juegos y retos.
No se, pero algo hay con los mendigos.