Corría el año 1995 o 96 o 94, no recuerdo bien, pero eramos unos virgos alzamendis en la onda del rocanrol y eso abarca esa época. Eramos pesados y metíamos miedo, sobre todo desde que apareció el polako (jejej), nos catalogaron de tener detrás nuestro a la "mafia de punta alta" (sic) luego de un acto de alta valentía vandálica al apurar entre yo y 6 amigos más a un grupo de veintipico en monte hermoso y hacerlos correr. Esto es verdad, los corrimos borrachos y a toscazos dos cuadras hasta que rocanrol se cayó y se pegó en la cabeza contra el paragolpe de un jeep, concluyendo la jodita en el hospital. Esto como breve introducción de la época aquella en la que eramos muy pesados.
Paralelamente surgía un programa de radio en una FM local, "Bola extra". Debo confesar que fue maravilloso para nosotros, una especie de identificación adolescente con el arco rockero de nuestra ciudad. Los flacos que lo conducían tendrían mi edad actual o un poco más, eran varios, recuerdo al groso Ogento, a Cecini y a Weber. Recuerdo hasta una publicidad de una panadería que decía con una voz desaforada "facturas quiero facturas!, pero no cualquier factura!, quiero facturas con crema pastelera, con dulce de leche, ...., quiero facturas de Painé!" jajajaj, que bueno recordar esto, jaaaaaaaaaaaa. Bueno, perdón, me cuelgo y se hace denso. La onda era que este programa era del palo rockero y las bandas locales tocaban en fiestas que el programa organizaba o le hacían el tema de la cortina musical. Una de esas bandas, fue de lo mejor que me pasó en mi vida, un power trío de la re concha de su hermana. Bob y La aspirinetas´s Band, tocaban el murciélago (nuestro ídolo), el bajista Frietz (o Frers, "sólo de frers!") y el batero miguel. Una masa! En una fiesta de Bola Extra en el local de FM de la calle tocaron varias bandas. Nosotros eramos de los que estaban presentes los mas pendejos, pero éramos duros, recuerdenlon. No recuerdo bién que banda estaba tocando, pero siempre se armaba un leve pogo...
Y de repente un metalero con tachas, pelo largo, remera de Sepultura llevando el pogo al extremo. La gente comenzaba a correrse, se alejaban de mas malo del recital. Nosotros nos cagamos todos y nos fuimos al costado, sobre todo el negro que siempre fue bastante cagoncete. El metalero empezó a zarparse y lo acogotó a uno, ya la cosa no daba para más, y Cecini interrumpió a la banda, y en una arenga carismática le dijo al sujeto de 120 kilos con tachas : "flaco, esto es una fiesta, acá vinimos a divertirnos... o no muchachos? (una aprobación generalizada mediante cántico tribunero "bola extra te saca la cabeza, bola extra te saca la cabeza!!!" de nosotros y el resto), bueno, entonces andate, no te queremos acá!!". Eso le dijo Cecini al gordo motoneta barbudo pelilargo con muñequera de tachas y casaca de sepultura, típico estereotipo metalero. Y se hizo un silencio sepulcral...... Juro que todos pensamos que Cecini moría a piñas por ese gigante! Ni el acople de los amplificadores sonaba. Y ahí sucedió la más inesperado... Todas las caras mirando al metalero, esperando su salto al escenario con una patada ninja, pero no. Un llanto incontenible se posó en su rostro, configurándolo de un modo muy peculiar: los párpados se le cerraron, la boca se le entreabrió, y comprimiendo el labio superior junto a la nariz (abriendo bien los orificios nasales) se retiró de la radio llorando mientras decía entrecortadamente cual niño llorón: "siempre lo mismo con la burocracia bahiense". La fiesta continuó, pero nosotros, los amigos, nos cagamos de risa, no podíamos creer lo visto (y lo escuchado, burocracia no tenía nada que ver) y eso marcó creo, al menos en mi, el tipo de humor con el cual me gustaría agonizar hasta el paro cardíaco. Esa mezcla de imprevisibilidad, de sorpresa y desalineación al contexto, ese grito de "viva la droga" de un hippie revoleándole los brazos barrabravísticamente en los juegos de la plaza a las abuelas con sus nietitos y escapar corriendo sin ser perseguido (previa mostrada de ojete, obviamente).