Acabo de matarlo, pero todavía me queda un cuanto de energía por liberar; ¡carajo, es necesario que lo haga!
Nosotros nos reconocemos instantáneamente. Nuestras miradas se buscan rapazmente entre la muchedumbre, y al vernos nos detectamos infalibles en nuestra certeza de afines. En nada nos importan aquellas preocupaciones de ellos, ¡nos dan risa! Vemos en ellos a la nimiedad encarnada en epidermicidad, lo superfluo a lo que no le queda otra posibilidad que rebotarnos o resbalarnos. Lo que no nos mueve un pelo. No te hablo a vos, ni a vos, ni a aquel; ¡estoy hablando para vos, para vos y para aquel que todavía no me mira! ¡Si, para vos que me acabás de reconocer! Nosotros, aún con nuestros defectos y cada uno con los suyos, no estamos para lastimarnos, no estamos para celarnos, no necesitamos apenarnos. Nosotros estamos para encontrarnos. Nosotros estamos para no perdernos. ¡Nosotros los valiosos, que nos reconocemos en cuanto nos vemos, estamos para amarnos!
1 comentario:
¡Me encanta! "Nosotros los valiosos, que nos reconocemos en cuanto nos vemos, estamos para amarnos".
Genial...
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